Mi verdadera identidad se encuentra en la oscuridad de la noche

Inseguridad es lo que siento cuando ella no está a mi lado, miedo es el escalofrío que siente mi cuerpo cuando la oscuridad se hace permanente y entre las sombras ella desaparece.

Nací un buen día de verano, fruto del amor de dos personas que basaron su relación en el cariño y la confianza, pero dice mi propia leyenda que hasta que no llegó la luz oscura de la noche no abrí los ojos. Según palabras de mi propia madre, la misma noche que nací me quede sorprendido de la luz que producía mi querida amante, esa a la que tantos adoran, esa a la que tantas veces se le ha citado en libros, poesías y canciones, esa a la que solo yo puedo poseer.

 Pues mi sangre es su lamento y mis lagrimas su pestañeo, y cada vez que yo lloro, ella acude a mi y me acaricia con su luz,  me trasmite calor y paz. Sus susurros me arropan cada noche, y de ella ya me he hecho dependiente, pues sin ella yo muero, porque su fuego es la energía que le da a mi cuerpo la vida.

Algunos podréis llegar a pensar que estoy loco, y con toda mi sinceridad os puedo asegurar que no os equivocáis, más quisiera yo estar equivocado, pero sé quien soy y aunque me pese, sé que mi locura empezó el día en que nací, ese día en que mi mirada se quedó plasmada en el cielo, en la oscura noche...Ese día en que desde mi propia cuna descubrí que yo era Hijo de la luna.